Si vences a muchos eres el mejor, pero si te vences a ti mismo eres poderoso

viernes, 27 de agosto de 2010

Ya estoy aquí

He llegado de las vacaciones el domingo pasado. En estos quince días no he tocado nada parecido a una bici. Cierto es que en algunas ocasiones si que he lamentado no traerla. Estuve una semana en Asturias, cerca de Llanes, y veía los caminos, las cuestas y me comía las uñas. Pero bueno si me comí los mocos en Asturias, también me los comí en el País Vasco donde estuve la otra semana. La subida al monte Igeldo me encantó y eso que la hice en coche, en bici hubiera sido la leche.
Llego a Sevilla y su recibimiento fue un abrazo caluroso, muy caluroso. Acostumbrado a máximas de 25º en el norte, llegar aquí y sufrir los 40º fue duro pero incluso con este fuego tenía decidido salir a rodar. Ja, ja me río. Salgo de casa y a lo 5 km pinchazo. Reparo y vuelta para casa. La salida tendrá que esperar al martes. Hacía un calor insoportable. No exagero pero el aire que entraba en los pulmones era tan caliente que lo notaba como me recorría el interior. Así y todo salí.

Las sensaciones no fueron nada buenas, por otra parte no podía ser de otra forma. Durante el regreso si empecé a encontrarme mejor y las sensaciones fueron otras, aunque el pulso iba por las nubes. Lógico después de un parón de 20 días.

Ya de regreso de nuevo lo mismo del día anterior. Otro pinchazo. No me lo podía creer. El lunes revisé la rueda entera, llanta, gomas, radios, todo y no había nada. Simplemente es mala suerte. Desde el día 1 de Mayo hasta hoy han sido 13 pinchazos entre las dos bici. Purita mala suerte nada más. Voy a tener que cambiar mi bici por la de Pedro Picapiedra.
El resto de la semana era imposible salir cuando aún a las 8:30 de la noche los termómetros marca 40º.
Para este fin de semana se plantea un finde ciclista 100%. Primero rutita el sábado y por la noche, la contrareloj nocturna de La Vuelta. Espero no pinchar.

domingo, 1 de agosto de 2010

De alerta roja, a alerta amarilla

Que difícil es salir a entrenar con estas calores. De lunes a viernes solo tuve la valentía de salir el martes. Hay que tener mucha fuerza de voluntad y mucho valor para salir con más de 40º. Salí en compañía con Pepe y su hermano, durante la ruta se unió otro ciclista, y se sorprendieron de mi rendimiento ese día. Era incapaz de mantener ninguna de las ruedas que me ofrecían. No sé si era el calor o cualquier otra cosa. La verdad es que me asuste por que no era normal tal bajada de rendimiento. Pensé en hacerme un análisis de sangre para buscar alguna anomalía. Quizás por eso no salí en toda la semana hasta el sábado.

Llegó el sábado y había quedado con Pepe. Él a su vez venía con su amigo Jose. Decidimos coger al que llamamos camino amarillo y llegar hasta la Cantina, en la Ruta del Agua. Allí habíamos quedado con Pablo. Nos reunimos el grupo de Pablo y nosotros. Mientras reponíamos fuerzas disfrutamos de una buena tertulia. Casi media hora de agradable charla. Llegó la hora de reemprender la marcha. Subir la cuesta de la culebra y una vez abajo decidir que camino coger. Jose, el amigo de Pepe, empezó a sentir calambres en la subida por lo que no nos quedo más remedio que coger el camino más corto y llano.

Camino de Guillena, en uno de los rompe piernas que vimos que Jose estaba en el suelo. Nos acercamos corriendo y era un señor calambre. El pobre lo estaba pasado mal. Le ayudamos a estirar y una vez de nuevo en a bici nos adaptamos a su ritmo. Él lo estaba pasando mal por los calambres y por el retraso que estaba ocasionando. El sol ya empezaba a pegar de lo lindo y los calambres iban a más. Iba verdaderamente jodido. Al llegar a Santiponce cogimos por carretera. A mitad de la recta me despedí de ellos. Ya en Camas, es un pueblo, más quisiera estar en la cama, no le quedó más remedio que llamar a su mujer para que le recogiera. Estaba acribillado a calambrazos. Al final nos salieron, al menos a mi, 92 kilometritos que con el calor que hacía no estaba mal.
Hoy hacía el mismo calor y como se me quedo enredadas la almohada, me levanté a las 9. Mientras desayune y me vestí de romano eran las diez de la mañana. No era cuestión de hacer una ruta larga. Con la flaca me hice 40 km para soltar las piernas.
Estoy contento por que el sábado me encontré bien. No eran en absoluto las sensaciones del martes pasado. Eran muy diferentes. Contento y con fuerza, pero es cierto que el martes me hundí en la miseria por eso hoy la alegría.