El sábado debería haber corrido el maratón de Bollullos del Condado pero después de toma una semana de lluvia, la zona iba a estar muy embarrada y no me apetecía rebozarme en barro. Ya el año pasado lo pasé bastante mal con tanto barro. Así que no la corrí.
El día no amaneció malo, pero daban agua y decidí no salir. Cada dos por tres miraba al cielo para ver si aparecía algún nubarrón. Ni uno solo, hizo un día estupendo. Desperdicie el día. Podía haber salido y haber hecho una buena ruta.
Hoy domingo también daban agua pero, al igual que el sábado, no se veían nubarrones negros. ¿Y si se vuelven a equivocar? No me lo pienso, cojo la bici. Esta vez no se equivocaron. Al poco de superar los 15 kms empezó a chispear. Me puse el chubasquero y seguí un poco más. Cada vez me iba a más y lo más sensato era volver. Me acerqué a la casa de Jon para recoger la licencia y me volví para casa. Jon me preguntó si me llevaba a mi casa en coche a lo que yo me negué en rotundo.
Todo el trayecto de vuelta fue un continuo aguacero. Se estaban formando balsas en la carretera que hacía peligroso cualquier movimiento brusco encima de la bici. Llegué a casa como una sopa y me entero que estamos en alerta naranja por lluvia. Una buena ducha para entrar en calor y aunque levemente pude calmar mi síndrome de abstinencia ciclista.
Que mala suerte Manuel, estos meteorologos no sé donde habrán estudiado pero no aciertan ni una, sobre todo en esta epoca.
ResponderEliminarVenga que la semana pasa pronto y el finde podrás resarcirte.
Salud y kilometros.