Si vences a muchos eres el mejor, pero si te vences a ti mismo eres poderoso

domingo, 26 de septiembre de 2010

X Paterna - Campeonato de España Maratón BTT

Después de una semana con dudas de si podría ir a Paterna, vencí los impedimentos y lo conseguí. Empiezo la semana con el primer problema. Lunes, el coche no arranca. Lógico después de cinco meses sin tocarlo. El problema es leve solo cuestión de batería. Solucionado. Segundo problema y este algo más complicado. El grupo de la rueda trasera estaba jodido. Cuando salí el lunes ya hacía un ruido de carañaca, pero el martes era insoportable. Esta fueron la ruedas que me regaló mi mujer y aún están en garantía. Era imposible que las tuviera para el sábado. No me quedó más remedio que preparar una Bontrage viejas que tenía. Hasta el jueves no lo tuve todo preparado.

Llega el sábado y suena el despertador a la 6:30. No tengo ganas de dejar la cama, le robo 10 minutitos más. Después de 2 yogures y un tazón de cereales cojo camino para Paterna. Iba con el tiempo justo pero me daba igual, si salía de los últimos tampoco pasaba nada. Llego al puente del Alamillo y hay un control de policía. Me empiezo a poner nervioso y me lamento por esos 10 minutos de más en la cama. Paso el control e intento recuperar el tiempo perdido. Son las 8:15, no me da tiempo de desayunar, la carrera empieza a la 8:30. Me voy al cajón sin desayunar. Como estoy federado me meten en el primer cajón. Allí me encuentro con Jesús de CC Monge. Fue mi compañero de fatiga en Valverde. Nos reímos un rato recordando anécdotas de esa carrera.


Dos minutos después de la hora fijada se inicia la carrera. Yo me empiezo a plantear si hacía la larga o la corta. Depende de cómo esté cuando llegue al desvío decido, me digo. Si pincho abandono, eso lo tengo claro. Con esa mentalidad no iba a ir muy lejos.

Al salir de pueblo empieza una bajada donde todos van a saco. No quiero perder muchas posiciones pero cuando miro el pulsómetro y veo 203 ppm me acojonó. No sé si eran mías tantas pulsaciones o era un acople de otro pero me asusté un poco y decidí levantar el pie y dejarme llevar. En ese momento he decidido hacer la ruta corta.

Al abandonar el asfalto y entrar en la tierra comienza un sube baja, pero siempre con tendencia a subir. No hay descanso. No sé si antes de empezar la primera subida me llaman la atención. Me pregunta si soy el del blog. Le contesto que sí y pongo cara de bobo por no saber quien era él. La verdad que no soy muy buen fisionomista. Era Juan Carlos Carrillo del blog JcXC. Perdóname por no haberte reconocido. Estuvimos hablando un rato de nuestros pésimos estados de forma hasta que se interpone otro ciclista entre los dos y ya no le puedo alcanzar.

Voy tranquilo no queriendo subir mucho el pulso, cuando veo el cartel “Cuesta de los Machos 2 km. Pendiente 8%”. Era el km. 20. Me encontraba mal. Recuerdo la cuesta con una pendiente muy continuada. Tuve un bajón importante. Tenía clarísimo que solo haría la corta. Me paré en el avituallamiento del km 36. Una botella de agua fresca, un aquarius, dos naranjas, un plátano y de que llegaban unos kilómetros suaves obraron el milagro. Al montarme de nuevo en la bici y empezar a dar pedales las sensaciones eran otras.

Llego al km 41 y se empieza la cuesta de Los Bolos. Son casi 4 km al 6%. Voy subiendo bien y de nuevo paro en el siguiente avituallamiento. Después del esfuerzo me supo a gloria el zumo de melocotón fresquito. El calor ya empezaba a pegar. Después del pequeño descanso llega la decisión más importante del día. Derecha o izquierda. Seré gilipo… al final tiré para la izquierda la ruta larga. Ahora llega lo duro de verdad. La palabra clave es Mortirolo. Hay tramos de hasta el 15%. Después viene un tramo técnico y para subir de nuevo el puñetero Mortirolo. Me encuentro una primera rampa que me pilla por sorpresa y la tengo que patear. Y para rematar se sube el Mortirolo por otro lado. Al principio eran rampas suaves pero se va endureciendo hasta el extremo de llegar a una pendiente media del 12%. Todo lo que sube baja y ahora toca bajar. Es un descenso jodido de piedras sueltas que se hace un poco peligroso. Ya estaba casi todo hecho. Solo quedaba superar la cuesta del Pinguete. Donde el último tramo tiene una pendiente de 19%. Matador cuando llevas 90 km en las piernas.

Cuando entré en meta me sentí satisfecho, por fin este año terminaba una carrera y además sin incidentes. Después de haber subido cuestas al 23, bajado del 35%, de empezar la carrera con 18º y terminarla cuando hacía 39º. Después de haberme caído de espalda (gracias al camelback que hizo de airbag) y sentir un pinchazo en el abductor en la caída, me sentí feliz. Había perdido esa ilusión por terminar una carrera y creo que la he recuperado. Lástima que sea la última de la temporada.

martes, 21 de septiembre de 2010

Mucho ciclismo y poco pedales

Has sido un fin de semana muy ciclista, aunque no he dado una sola pedalada en toda la semana.


El viernes tocaba ir a Madrid y que mejor que ver el final de etapa de la Vuelta en la Bola de Mundo. Tenía otra opción en el Festibike, pero no me defraudó ir a ver la Vuelta. Ahora eso sí, pasé más frío que un perrito chico. No se me ocurre mejor indumentaria que ir con pantalón corto. Joder que frío pasé, pero todo se me olvidó cuando llego Mosquera. En mi vida había gritado tanto. Como disfruté pero ahora teníamos que volver al coche y estaba a 15 km del puerto. Para subir lo hicimos en un autobús que puso la organización de la Vuelta, pero para bajar cada cual se buscó la vida. Yo paré a un coche al estilo Guardia Civil. Me puse delante con la mano en alto. Desde aquí le reitero las gracias.


Hasta ahora cada fin de semana que iba a Madrid me lo tenía que pasar en blanco, ciclistamente hablando, ahora me he comprado un cuadro que pasará a ser la bici en Sevilla y el antiguo me lo llevaré a Madrid una vez esté montado. Así no volveré a pasar esos fin de semanas en blanco.


miércoles, 15 de septiembre de 2010

Un gran paseo en solitario

Por fin después de estar sin internet todo el fin de semana, gracias a los 50 megas de Ono, bueno en mi caso le faltaba el 5 de los 50, por fin cuelgo la crónica de mi última salida.

Al final decidí no correr en el Desafío de Buda. Todos los colegas tiraron para Torre del Mar y yo me quedé en Sevilla. Las salidas este fin de semana serían en solitario. Para el sábado tenía previsto coger la carretera del Castillo de las Guardas, pasando antes por Gerena y Aznalcollar y salir como muy tarde a las 8:30. Puse el despertador pero se me liaron las sábanas y no había forma de abandonar la cama. Y mira que lo intenté. Al final salí una hora más tarde de lo previsto.
Después de un buen desayuno empiezo a dar pedales en solitario. Se espera un día caluroso. Me siento bien y aún el calor no aprieta. Hacía tiempo que no cogía la flaquita y la cogí con ganas. Al llegar a Aznalcollar tomo la carretera comarcal 4401 que termina en El Castillo de las Guardas. La carretera es estrecha, con un continuo rompe piernas siempre picando para arriba. No se escuchaba nada, daba gusto pedalear pero eran las 11:30 y no quería llegar a casa más tarde de las 13:30. Me quedé a 18 km del Castillo de las Guardas. No me quedó más remedio que dar la vuelta y otro día que salga más temprano hacer la ruta completa. En el momento de dar la vuelta pasa un ciclista le saludo y el tío ni mira. Iba aprovechando una bajada para con la inercia subir el repechito que venía. Me jodió que ni tan siquiera me mirara. Se creería que era un alcornoque de los muchos que había.


Me di la vuelta para volver a casa y veía como se alejaba el ciclista maleducado. De pronto mi diablillo personal se me apareció a mi lado y me dijo:
- Ve a por él.
- Y si no lo alcanzo?. Me lleva 300 ó 400 metros.
- Inténtalo.
Sonreí. Y por qué no?

Y a ello me puse. Metí la pandereta e inicié la persecución. Al principio no tenía mucha fe en que lo conseguiría pero tenía 10 km para intentarlo. Al principio cuando empecé en esto de la bici me fijaba en la bici del otro. Si era buena, si el equipamiento era bueno pensaba que el tío era bueno. Si era malo, pues pensaba que el tío era malo. Graso error por que algunos ciclistas malos me han dado más de un palo. Ahora me fijo en los gemelos. Es más fiable. Bueno a lo que iba. Empecé a apretar. Cada vez lo veía más cerca pero en una bajada algo más larga se fue de nuevo. Yo no soy muy bueno bajando. No me desanimé y de nuevo a empezar. Me costó casi 7 km darle alcance. Me puse a su rueda para recuperar un poco. El tío me miró. Sabía quien era. El alcornoque rojo (por el color de la bici). No tengo mucha paciencia, así que no aguanté mucho tiempo detrás de él. A la primera oportunidad, en el primer repecho, me puse delante. Mientras lo hacía le dije “Hola, cómo lo llevas. No era de los ciclistas malos. Tenía buena bici y buenos gemelos. El tío de se pega a mi rueda y a mi me cuesta despegarlo después del calentón de la persecución. De nuevo intenta adelantarme. Era como si la meta estuviera en Aznalcollar, donde terminaba la carretera. Decido echar el resto. O lo dejo atrás o lo hace él pero de cualquiera de las formas me habré divertido. No consiguió adelantarme y llegué primero.


En la gasolinera que hay en la salida del pueblo me paré en una gasolinera para tomar un aquarius y llenar los bidones. Ya hacía 40º. Ya solo me quedaban unos 15 km hasta llegar a la cuesta de Las Doblas y desde allí todo descenso para llegar a casa. Al final 15 minutos más tarde de lo que tenía previsto y con 102 km en la piernas.

El domingo de nuevo me entró la pereza. Quería salir pero por otro lado quería quedarme en la cama. Me llama Pablo creyendo que estaba en el cajón de salida del Desafío del Buda y eso es lo que me abandonar la cama. Hacía calor y decidí no hacer muchos kilómetros. 50 serían suficientes y en medio un buen desayuno en Olivares.

Ya en casa, después de una gratificante ducha y una buena comilona solo queda ver como La Vuelta llega a Los Lagos.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Tras las vacaciones toca trabajar el doble

El sábado 27 preparamos una rutita por Cala. Había que levantarse temprano por el calor. Se esperaba que cayera fuego, como así fue. Tocaba levantarse a las 7:30 de la mañana para empezar a dar pedales no más tarde de las 8:30. Jon y yo nos paramos a desayunar antes de que llegaran los otros 3, Pablo, Pepe y Jose. Después de un buen desayuno nos planteamos iniciar la ruta desde donde estaba aparcado el coche, en la Venta del Alto, pero nos suponía 10 km más y el tiempo nos apremiaba. Lo pensamos mejor y nos fuimos al punto de partida previsto. Los otro 3 aún estaban de camino. Aparcamos el coche y empezamos a prepararnos, queríamos salir antes de las 9. No tardaron en llegar. Jose aparca un poco más arriba, no hay mucho sitio para aparcar, y cuando baja con Pablo pinchan. Está todo el camino lleno de púas de unos matorrales. Pinchan las dos ruedas. Menos mal que Pablo llevaba tubeless por que si no nos quedamos sin cámaras. Con una cámara salimos los cinco. Rezábamos por no pinchar.

En cuanto a mis sensaciones iba siempre con la lengua fuera. Después del parón vacacional no estaba para muchas alegrías. Siempre me quedaba el último en las subidas. Teníamos intención de subir la cuesta de las culebras 2 veces, pero para mi salvación y gracias a los pinchazos no nos daba tiempo. De vuelta al coche y para casa que el Lorenzo empezaba a calentar.
El domingo de nuevo salida. Esta vez solo con Jon, bueno sin ser invitado también vino el tío del mazo. No teníamos en mente hacer muchos kilómetros. No más de 50. Hicimos 3 series subiendo a los depósitos para regresar se me ocurrió sugerir el sitio más largo. 17 km bajo un sol de justicia para buscar una cuesta de poco más de un km pero con un desnivel del 19-20%. Además el terreno estaba roto con tierra suelta, piedras como puños. Iba muriendome y me termino de matar. A Jon le quedaba unos 10 km para llegar a su casa a mi me quedaban el doble. No me quedo más remedio que hacer una parada técnica en su casa para tomar un gel, un isotónico y agua. Llegué a casa cerca de las 2 de la tarde. Aún no estoy preparado para una paliza de 85 km.
El lunes tocaba descanso y el martes me apetecía una salida con la flaca. Ya las sensaciones eran otras. No para tirar cohete pero mejor y la sensación de fatiga ya no era como la de los días anteriores. También ayudaba la bajada de temperatura. El martes de nuevo otra salida y dos subidas a los depósitos. Aquí sí que vi una mejoría en la subida y en la salida en general. De todos modos tengo dudas de si participar el próximo día 12 en el Desafío del Buda en Torre del Mar.
En cuanto a la contrareloj de la Vuelta una pasada. No me dio tiempo de ver nada por que pasaban como misiles. Disfruté muchísimo tanto que seguramente vaya a ver la etapa de la Bola del Mundo.Ahí seguro que irán más despacio.