El sábado 27 preparamos una rutita por Cala. Había que levantarse temprano por el calor. Se esperaba que cayera fuego, como así fue. Tocaba levantarse a las 7:30 de la mañana para empezar a dar pedales no más tarde de las 8:30. Jon y yo nos paramos a desayunar antes de que llegaran los otros 3, Pablo, Pepe y Jose. Después de un buen desayuno nos planteamos iniciar la ruta desde donde estaba aparcado el coche, en la Venta del Alto, pero nos suponía 10 km más y el tiempo nos apremiaba. Lo pensamos mejor y nos fuimos al punto de partida previsto. Los otro 3 aún estaban de camino. Aparcamos el coche y empezamos a prepararnos, queríamos salir antes de las 9. No tardaron en llegar. Jose aparca un poco más arriba, no hay mucho sitio para aparcar, y cuando baja con Pablo pinchan. Está todo el camino lleno de púas de unos matorrales. Pinchan las dos ruedas. Menos mal que Pablo llevaba tubeless por que si no nos quedamos sin cámaras. Con una cámara salimos los cinco. Rezábamos por no pinchar.
En cuanto a mis sensaciones iba siempre con la lengua fuera. Después del parón vacacional no estaba para muchas alegrías. Siempre me quedaba el último en las subidas. Teníamos intención de subir la cuesta de las culebras 2 veces, pero para mi salvación y gracias a los pinchazos no nos daba tiempo. De vuelta al coche y para casa que el Lorenzo empezaba a calentar.
El domingo de nuevo salida. Esta vez solo con Jon, bueno sin ser invitado también vino el tío del mazo. No teníamos en mente hacer muchos kilómetros. No más de 50. Hicimos 3 series subiendo a los depósitos para regresar se me ocurrió sugerir el sitio más largo. 17 km bajo un sol de justicia para buscar una cuesta de poco más de un km pero con un desnivel del 19-20%. Además el terreno estaba roto con tierra suelta, piedras como puños. Iba muriendome y me termino de matar. A Jon le quedaba unos 10 km para llegar a su casa a mi me quedaban el doble. No me quedo más remedio que hacer una parada técnica en su casa para tomar un gel, un isotónico y agua. Llegué a casa cerca de las 2 de la tarde. Aún no estoy preparado para una paliza de 85 km.
El lunes tocaba descanso y el martes me apetecía una salida con la flaca. Ya las sensaciones eran otras. No para tirar cohete pero mejor y la sensación de fatiga ya no era como la de los días anteriores. También ayudaba la bajada de temperatura. El martes de nuevo otra salida y dos subidas a los depósitos. Aquí sí que vi una mejoría en la subida y en la salida en general. De todos modos tengo dudas de si participar el próximo día 12 en el Desafío del Buda en Torre del Mar.
En cuanto a la contrareloj de la Vuelta una pasada. No me dio tiempo de ver nada por que pasaban como misiles. Disfruté muchísimo tanto que seguramente vaya a ver la etapa de la Bola del Mundo.Ahí seguro que irán más despacio.
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