Después de una semana con dudas de si podría ir a Paterna, vencí los impedimentos y lo conseguí. Empiezo la semana con el primer problema. Lunes, el coche no arranca. Lógico después de cinco meses sin tocarlo. El problema es leve solo cuestión de batería. Solucionado. Segundo problema y este algo más complicado. El grupo de la rueda trasera estaba jodido. Cuando salí el lunes ya hacía un ruido de carañaca, pero el martes era insoportable. Esta fueron la ruedas que me regaló mi mujer y aún están en garantía. Era imposible que las tuviera para el sábado. No me quedó más remedio que preparar una Bontrage viejas que tenía. Hasta el jueves no lo tuve todo preparado.
Llega el sábado y suena el despertador a la 6:30. No tengo ganas de dejar la cama, le robo 10 minutitos más. Después de 2 yogures y un tazón de cereales cojo camino para Paterna. Iba con el tiempo justo pero me daba igual, si salía de los últimos tampoco pasaba nada. Llego al puente del Alamillo y hay un control de policía. Me empiezo a poner nervioso y me lamento por esos 10 minutos de más en la cama. Paso el control e intento recuperar el tiempo perdido. Son las 8:15, no me da tiempo de desayunar, la carrera empieza a la 8:30. Me voy al cajón sin desayunar. Como estoy federado me meten en el primer cajón. Allí me encuentro con Jesús de CC Monge. Fue mi compañero de fatiga en Valverde. Nos reímos un rato recordando anécdotas de esa carrera.
Dos minutos después de la hora fijada se inicia la carrera. Yo me empiezo a plantear si hacía la larga o la corta. Depende de cómo esté cuando llegue al desvío decido, me digo. Si pincho abandono, eso lo tengo claro. Con esa mentalidad no iba a ir muy lejos.
Al salir de pueblo empieza una bajada donde todos van a saco. No quiero perder muchas posiciones pero cuando miro el pulsómetro y veo 203 ppm me acojonó. No sé si eran mías tantas pulsaciones o era un acople de otro pero me asusté un poco y decidí levantar el pie y dejarme llevar. En ese momento he decidido hacer la ruta corta.
Al abandonar el asfalto y entrar en la tierra comienza un sube baja, pero siempre con tendencia a subir. No hay descanso. No sé si antes de empezar la primera subida me llaman la atención. Me pregunta si soy el del blog. Le contesto que sí y pongo cara de bobo por no saber quien era él. La verdad que no soy muy buen fisionomista. Era
Juan Carlos Carrillo del blog JcXC. Perdóname por no haberte reconocido. Estuvimos hablando un rato de nuestros pésimos estados de forma hasta que se interpone otro ciclista entre los dos y ya no le puedo alcanzar.
Voy tranquilo no queriendo subir mucho el pulso, cuando veo el cartel “Cuesta de los Machos 2 km. Pendiente 8%”. Era el km. 20. Me encontraba mal. Recuerdo la cuesta con una pendiente muy continuada. Tuve un bajón importante. Tenía clarísimo que solo haría la corta. Me paré en el avituallamiento del km 36. Una botella de agua fresca, un aquarius, dos naranjas, un plátano y de que llegaban unos kilómetros suaves obraron el milagro. Al montarme de nuevo en la bici y empezar a dar pedales las sensaciones eran otras.
Llego al km 41 y se empieza la cuesta de Los Bolos. Son casi 4 km al 6%. Voy subiendo bien y de nuevo paro en el siguiente avituallamiento. Después del esfuerzo me supo a gloria el zumo de melocotón fresquito. El calor ya empezaba a pegar. Después del pequeño descanso llega la decisión más importante del día. Derecha o izquierda. Seré gilipo… al final tiré para la izquierda la ruta larga. Ahora llega lo duro de verdad. La palabra clave es Mortirolo. Hay tramos de hasta el 15%. Después viene un tramo técnico y para subir de nuevo el puñetero Mortirolo. Me encuentro una primera rampa que me pilla por sorpresa y la tengo que patear. Y para rematar se sube el Mortirolo por otro lado. Al principio eran rampas suaves pero se va endureciendo hasta el extremo de llegar a una pendiente media del 12%. Todo lo que sube baja y ahora toca bajar. Es un descenso jodido de piedras sueltas que se hace un poco peligroso. Ya estaba casi todo hecho. Solo quedaba superar la cuesta del Pinguete. Donde el último tramo tiene una pendiente de 19%. Matador cuando llevas 90 km en las piernas.
Cuando entré en meta me sentí satisfecho, por fin este año terminaba una carrera y además sin incidentes. Después de haber subido cuestas al 23, bajado del 35%, de empezar la carrera con 18º y terminarla cuando hacía 39º. Después de haberme caído de espalda (gracias al camelback que hizo de airbag) y sentir un pinchazo en el abductor en la caída, me sentí feliz. Había perdido esa ilusión por terminar una carrera y creo que la he recuperado. Lástima que sea la última de la temporada.
Enhorabuena Manuel por ese espiritu y como tu comentas, acabar tu primera carrera. Espero que esto te de alas para seguir con ánimos e intentar conquistar las futuras carreras, y que en la caída, el pinchazo en el abductor no sea nada, solo un susto.
ResponderEliminarMenudo perfil rompepiernas te has marcado.
Suerte en las siguientes.
Un saludo.
Joder con el perfil, asuste de cojones.
ResponderEliminarLo importante es terminar, ya habrá otras carreras en las que vayas sobrado.
Ves como al final la cosa te ha salido bien cuando menos lo esperabas? Primero no tenias claro si harias larga o corta, luego las malas sensaciones y despues la buenas sensaciones...ha merecido la pena tomar la decision de "la izquierda" para hacer la larga. Seguro que al acabar estabas supercontento.
ResponderEliminarFelicidaes y un saludo!!
Txarly: Lo del pinchazo no ha sido nada que no se cure con un poco de descanso.
ResponderEliminarPablo: No había un solo km llano. Agotador.
Noe: Estaba contento y lo más importante he recuperado la confianza.
Gracias a los 3 por vuestras palabras de ánimos.
Enhorabuena Manuel. Yo al final tiré para la izquierda también.
ResponderEliminarSiempre viene bien alguna que otra satisfacción y así acabas el año con buen sabor. Espero que estés recuperado.
Espero leer pronto tus andanzas, un salu2.