Si vences a muchos eres el mejor, pero si te vences a ti mismo eres poderoso

domingo, 5 de febrero de 2012

Trek12 - Gilena

Convencí a tres miembros del recién estrenado club para hacer la Trek 12 de Gilena. Si ellos no venían me había planteado hacerla en solitario. Al final esta prueba serviría para hacer la presentación oficial de club en competición. Habíamos quedado a las 8 de la mañana y cuando salgo a la calle una bofetada de aire gélido me termina de despertar. No hacia frio, era lo siguiente. Menos mal que no tardan en llegar. Meto mi bici en la furgoneta de Mario y me voy en el coche de Pablo. Aunque podíamos ir en un solo coche decidimos llevar dos.
Durante el viaje el termómetro del coche no subía de 0 grados. Se veían hasta -5. Hacía frio. Ya amaneciendo, con el reflejo del sol le dio al limpia y al agua y se congeló en el cristal. No veíamos nada. Llegamos por fin a Gilena, o mejor dicho a la Antártida.

Buscamos sitio para instalar el campamento. El primero en salir sería Pablo, yo, Jon y Mario. Pablo sale la primera vuelta a tope para mantenerse en el grupo, ese esfuerzo lo paga en la segunda vuelta. Mientras estoy esperando su llegaba para dar el relevo me quedo helado. Cuando empiezo a dar los primeros pedales, me cuesta. Las rodillas las siento como entumecida. El recorrido empieza por una pista con una leve subida. Intento apretar para entrar en calor y en una bocanada de aire noto como entra en los pulmones. Me dolió. Había un tramo al que bauticé como el paisaje lunar. Allí el aire arreciaba por todos lados. Después llegaba una subida técnica donde las piedras pasaban muy cerca del cambio y de los pedales. De hecho golpeé las bielas y dejé las marcas.

La primera vuelta la hice en casi una hora. En toda la vuelta logré entrar en calor. Las rodillas me dolían por el frio. Ahora tocaba descansar en la furgo.  El siguiente en salir fue Jon y dio dos muy buenas vueltas. Y Mario otras dos aún mejor.
Al hacerla en equipo te da tiempo a descansar, dar una vuelta por el ambiente pero en esta ocasión lo mejor era quedarse resguardado. El frio marcó la prueba.
Cuando salí ya de noche, iba tiritando. Con el aire la sensación térmica era gélida. La luz de la bici iba perfecta, pero la del frontal no lo fue tanto. Se me movió y no pude volver a ponerlo. Me comí una piedra y salté por encima de la bici. Eso marcó la vuelta y me hizo perder tiempo. Cuando giraba la rueda, también giraba la luz y no veía nada. No sabía si me iba a dar otra por mi turno. No me apetecía nada. Me libré de darla.
Al final echamos un buen día de bici que no hizo plantear ir a la 24Doce. Lo único malo, malísimo fue el viento y el frio.

Hoy, según me había programado el entrenador, tenía que hacer fondo. Y hice fondo.


lunes, 23 de enero de 2012

Te roban la bici y te roban la ilusión. Ayudadme a devolverle la ilusión a un gran amigo

Este fin de semana tocaba descansar de bici pero tocaba dar la vuelta al mundo en Fitur. No sé que es más cansado. Tocaba elegir destino para el verano y si es Suiza, que por cierto no estaba en la feria, me llevaré la bici para subir algunas de las paredes de los Alpes pero antes de salir tenía que cumplir un trámite: la inscripción a Ronda. EL mismo estrés de todos los años. El servidor peta, cuando por fin logro enviar mis datos me dice que estoy en la reserva. Imposible, tan solo han transcurrido 18 minutos. Me cuesta media hora más comprobar los datos y cuando por fin veo que está todo correcto me voy a Fitur ya tranquilo por haber conseguido un año más la tan deseada inscripción.

Hoy lunes empezamos con los ejercicios que nos pone el entrenador. Vuelta a las series, a las repeticiones pero a diferencia  de los dos últimos años, este año lo cojo con ganas e ilusión y el calendario de carreras empieza el 4 de Febrero con la Trek12 de Gilena.

El sábado me llama mi amigo Jose, el también estaba en Madrid, y me cuenta que le han robado dos de las bicis. Las dos mejores. Agradecemos cualquier tipo de información que nos ayude a recuperarlas. La de montaña es un Scott, Scale RC, montada a la carta y la de carretera una Look 595. Esta son las fotos.




Os agradeceré tengais ojo avizor, son bicis de alta gama y no creo que las vendan por Sevilla. Los hijos de putas chorizos no solo han robado las bicicletas, también le han robado la ilusión por volver a montar en bici. Espero recupere pronto  las bicicletas y la ilusión. Ánimo manager ya sabes nunca pedaleras solo y conmigo siempre a ritmo cochinero.

domingo, 15 de enero de 2012

Un proyecto ilusionante

El día después de Reyes habíamos quedado para dar una vuelta. Al punto de partida me presenté en coche. Así me ahorré una media hora de pedales. No eran faltas de ganas de dar pedales, era falta de tiempo. Cuando llegué todo fueron bromas. La ruta cojonuda por la compañía, el tiempo y las sensaciones. Fueron poco menos de 35 kms pero muy sabrosos.


Lo del chupete se sobreentiende
Esta semana ha sido dura por el trabajo, y agotadora por el club pero ya está todo registrado, presentado y en pleno funcionamiento. El proyecto se inició a primero del año pasado y hoy es una realidad. El nombre tiene su historia. En esa época ya rondaba por nuestras cabezas la idea de formar un club. Era una época en la que el 90% del grupo tenían niños pequeños. El mayor de los bebes no llegaban al año y todos se quejaban de lo mismo. No podían dormir. La palabra común era insomnio. No tenía nada que ver con la bici pero si con la circunstancia de  muchos componentes del grupo. Como en el mundo de la bici los nombres cada vez son más raros no lo pensamos mucho. C.D. INNSONNIO BIKE. Un club donde lo único que se pretende es pasarlo bien encima de la bici.
Y pasando a hablar de la ruta del sábado, salimos 3 con la de carretera. El destino era El Castillo de las Guardas. Para llegar se hace desde Aznalcollar por una carretera tranquila de coches, un paisaje clásico de la sierra norte sevillana y mucho rompe piernas. Hacíamos cuentas y uno calculaba 100, otro 120 y otro 140. A 12 km decidimos darnos la vuelta y unirnos a un grupo de 5 que también iban de vuelta. Para quitase el sombrero con uno de los ciclista al que le faltaba una pierna. Nos unimos a ellos y hasta Aznalcollar donde ya cada uno cogía caminos diferentes. Nosotros nos teníamos que enfrentar a la Cuesta de Las Doblas. Ya la odio.


Al final cada mochuelo a su olivo. Yo con casi 125 km en las piernas pero unas sensaciones muy buenas y muy satisfecho. Lo peor un dolor que me dio en la rodilla que tal vez sería un amago de calambre pero desapareció. Solo me duró unos 4 ó 5 km. Muy contento y disfrutando que es lo importante.
Hoy domingo hice el intento de salir pero a unos 5 km empezó a llover. Abortamos la salida no era plan de ponerse como una sopa.

lunes, 2 de enero de 2012

Ha vuelto el Ciclista con Pulso

Después de 4 meses sin pasar por aquí he vuelto. Para hacer un resumen de estos meses todo se puede resumir en pocas palabras: estaba harto de bici. No disfrutaba. Era una tortura, aún así me inscribí para el Campeonato de España de Maratón de Paterna del Campo. Un error de los gordos, bueno rectifico. Una cadena de errores uno detrás de otro. El primero fue inscribirme después de estar de venir de unas vacaciones, el segundo fue no hacer la corta y el tercero no abandonar. Realmente llegué zombi.

Si en 2009 corrí 10 maratones, en el 2010 fueron solo 5 y en 2011 solo 3 y en los tres sufrí de lo lindo, lógico si se termina el año solo casi 3.800 kms en las piernas. Ha sido el año que menos kilómetros he hecho en mi vida ciclista, pero es que montar en bici era más una obligación que un placer.

Pero este año algo ha cambiado desde Noviembre que empecé la pretemporada muy light. Paso a ser master 50, hemos formado un club, he contratado un entrenador y lo principal vuelvo a disfrutar en la bici. Miro nuevos retos y a los antiguos con la intención de rebajar los mejores tiempos.

Hoy primer entreno del año, casi 90 kilómetros a un buen ritmo, disfrutando aunque con frio y una lloviznilla que lo hacía más intenso. Lo mejor las ganas de bici, vuelvo a ser un Ciclista con Pulso.


¡Feliz Año a tod@!

domingo, 4 de septiembre de 2011

Ya estoy de vuelta

Ya estoy de vuelta. Después de la paliza del Soplao terminé saturado de bicicleta y me atacó el oso perezoso. Un gran ataque que me ha durado hasta esta semana. Desde mayo a hasta esta semana solo he contabilizado 11 salidas y 544 kms. Eran salidas cortas no más de 50 kms y a un ritmo cochinero. Me tomé 3 meses sabáticos, ciclistamente hablando. El pasado día 23 de Agosto quise dar por finalizado ese periodo de asueto. No empezó muy bien. Cometí un error de principiante. No revisé la bici de montaña y tenía los cierres flojos. Los dos. Subiendo un repecho noté algo raro en la rueda trasera pero no vi nada. Cien metros después se salió de su sitio. Aparte de una caída importante, rueda descentrada, disco de freno y cambio doblados. No fue un bien comienzo. No volví a cogerla hasta una semana después.
La primera toma de contacto, al menos completa, resultó un desastre. El corazón se me salía por la boca. Llegué a casa muerto y solo fueron 40 kms . Mi estado de forma como era de esperar y lógico estaba, mejor dicho no estaba. Estaba en tan bajo estado de forma que al día siguiente no tenía cuerpo para volver a salir. Con fuerza de voluntad volví a salir el miércoles. Sufrí pero no tanto como el primer día. Eso me dio ánimos. El sábado, ayer, me prepare una rutita que yo llamo a los Forrest Gump. Es decir empiezo a dar pedales y me marco objetivos cortos. Voy a llegar a Las Pajanosas, si me encuentro bien sigo hasta la Venta El Alto, si sigo bien bajo la Media Fanega y después la subo. Y así hasta que llego hasta el final del camino y me digo ya es hora de volver a casa. Así a lo tonto me salieron casi 100 kms y la verdad es que no me encontré mal. Cuando iniciaba el regreso me llamó mi colega Pablo. El acaba de salir y decidimos encontrarnos a mitad de camino. Después de los correspondientes saludos y su reproches por mi prolongada ausencia, regresamos a casa. Por mi parte muy satisfecho por las sensaciones.

Hoy domingo la cita era con Jon y Jose. Los dos están que se salen, sobre todo Jon. Advertí que ayer me había dado una paliza y que hoy solo quería soltar las piernas. En un momento dado, para gastarle una broma a Jon, le hicimos un demarraje. Primero yo y después Jose. El tío se pica con una mosca que se ponga a su lado. Nos reímos pero a mi me costó llegar. Íbamos a un buen ritmo y casi sin darnos cuenta nos encajamos en Aznalcollar. Teníamos por delante la larga recta que no llevaba a Las Doblas. Se nos unió otro ciclista y los cuatros formamos un grupito que tiraba fuerte. Las Doblas no la subí mal, ojo no hay que confundirse. No la subí mal pero tampoco para tirar cohete. Con mi estado de forma, cualquier cosa será una mejoría.
Llegamos a Gines, Jon se quedo en su casa, y nos separamos. Cada uno para su casa, yo muy satisfecho por que no me encuentro tan mal como en un principio creía.
He vuelto y estaba vez para quedarme.

jueves, 26 de mayo de 2011

10.000 del Soplao.

Cómo empezar esta crónica? El viernes salgo para Madrid y desde aquí para Cabezón de la Sal. Eran algo más de las 9 de la noche. Recoger el dorsal y cenar para ir a la cama tempranito. El día había sido largo y cansado. Tras un primer sueño me paso toda la noche en velas. No sé si eran los nervios o la propia inseguridad de poder terminar el reto.

A las 6:30 esta ya levantado. En el hotel nos habían prometido un desayuno copioso, todos los alojados participábamos en la prueba, pero la mujer se quedó dormida y lo de copioso se convirtió en tardío. Mi mujer me acerca a Cabezón, estábamos a solo 4 kms pero no quería que cogiera la carretera o tal vez no quería que me cansara antes de empezar. Me despido y me dirijo al cajón. Dada la hora que era me tengo que conformar con colocarme a la cola del pelotón. Noto como sale el agua a chorro de la boquilla del camel. Se me ha roto la boquilla. Hago un apaño y por lo menos podré tener agua, por que para colmo el bidón con las sales me lo he dejado en el hotel.



En los escasos 5 minutos que tengo que esperar antes de dar la salida (yo aún tardaré en moverme algunos minutos) decido que mi único objetivo sería terminar y pongo el pulsómetro en modo hora. Así solo controlaré la hora del corte a las 21 horas en Juzmeana y la hora de llegada antes de las 12 de la noche. Desde Ronda no había vuelto a montar en bici y con lo entrenos que llevo este año no estaba para muchas alegrías.

Empiezo a moverme pero aún tardaré muchos minutos antes de pasar por el arco de salida. El ambiente como siempre extraordinario. Me recuerda el ambiente de Ronda pero con otro acento. Paso debajo del arco y pienso tengo que volver a pasarlo en el sentido contrario. El año pasado no pude terminarlo por culpa de los pinchazos, este año llevaba dos cámaras, aceite, herramientas de todo tipo, dos bombonas de aire y las luces. Iba cargado como una mula pero con todo lo necesario para ser autosuficiente y no tener excusa para retirarme.

Llegan las primeras subidas y creo recodar que haber visto un cartel que ponía Cocina y empiezan las subidas. No me voy encontrando mal pero no quiero en absoluto forzar la máquina. Subo bien al Soplao, pero se me atraganta el Monte AA. Subir esa pared de cemento se me hace imposible y tengo que patear. En cambio la interminable subida a El Moral se me hace más llevadera. Paro en la primera fuente para rellenar el camel. Iba seco. Por fin se ven las banderas de la cumbre. Tomo algo en el avituallamiento y tiro para abajo. Ahora toca un poco de asfalto y coger el camino para otra subidita hasta la Cruz de Fuentes. En el avituallamiento anterior no llené el camel y lo pasé mal. Tuve que pedirle agua a otros corredores por que sino no iba a llegar. Para colmo cuando llego al siguiente avituallamiento en el Puerto de Palombera me dicen que no había agua. Menos mal
 que llegó un coche con botellas. Puede llenar el camel y seguir. A partir de ahora todo lo que hiciera superaría lo del año pasado. No iba mal, aunque en la bajada no quise arriesgar. El cansancio te hace perder destreza y no era cuestión de caerme. De hecho tuve un aviso que pude controlar. Cada vez estaba más convencido de que la meta estaba cada vez más cerca. Llego al avituallamiento de Juzmeana y por primera vez pienso que lo voy a conseguir. Son las 20:20, tengo tiempo suficiente para llegar a Cabezón.

Subo el Moral por segunda vez y lo recordaba con más rompepiernas, y no tan cuesta arriba como se me hizo. Los gemelos me ardían, esta subida se me hizo más dura que la primera subida al Moral. A medida que iba subiendo se iba cubriendo todo con una espesa niebla. Tarde más de una hora en coronar ese puerto. Me sorprendió oir el sonido de un cencerro. Era el mismo que había oído en la subida. Mención especial se merece el hombre del cencerro en El Moral. Allí solo entre nieblas seguía animando a todos y cada uno de los que pasábamos. Para quitarse el sombrero.

Me costó subir por segunda vez este puerto y es donde realmente me sentí cansado. Antes de iniciar el descenso puse las luces. No se veía absolutamente nada y algunos bajaban a oscuras. Me uní a un grupo donde los que llevábamos luces ayudábamos a los que no las tenían. Iba tiritando de frio pero cuando se acaba la bajada y veo el cartel de 4 km para Cabezón se me quitó todo. Meto el plato grande y el piñón del 11. Formamos un tren, 4 ó 5 ciclistas, y no bajamos de 35 km/h. Yo mismo estoy sorprendido. El sonido de las ruedas rodando sobre el asfalto me pone la piel de gallina. Entramos en Cabezón, me dejo caer del grupo para llamar a mi mujer. Eufórico le pregunto dónde está. En la esquina de la iglesia. En ese momento la veo. Pego un frenazo en seco que me hace cruzar la bici. Le doy un beso y un abrazo. La gente nos anima y gritar. Hacen hasta la ola. Me vuelvo a montar y entro en meta. Prueba superaba.


Gracias a Cabezón de la Sal por organizar una prueba en la que independientemente de la hora en la que llegues, del puesto que ocupes en la clasificación tendrás siempre la sensación de ser el primero.

El tiempo no me importa, aunque han sido 15 horas, pero la satisfacción y el orgullo me durará toda la vida.

martes, 10 de mayo de 2011

Ronda 2011 (por mis santos cojones)

No es que no haya salido en bici, sigo dando pedales. El único motivo mi ausencia por estos lares ha sido la falta de tiempo pero después de Ronda había que buscar un hueco para contar la odisea.
Como siempre alquilamos la misma casa de los últimos tres años. Es grande, acogedora y sobre todo no es caro, que tampoco barata. Llegamos el viernes y directo a la pizzería para cenar. Tras una ovípara cena para casa a descansar.


Amanece el día esperado y aunque teníamos previsto levantarnos a las 7:30 de la mañana un petardazo suena a las 6 de la mañana. Diez minutos otro, y otro y otro. Es la romería del pueblo, Arriate, y así despiertan a los parroquianos. A nosotros no sentó como una patada. Metimos las bicis en el coche y para el campo de futbol, salida de la prueba, no sin antes desayunar de nuevo en el bar.


En la entrada al campo coincidimos con otros conocidos. Nos posicionamos bien para la salida neutralizada y mejor aún el salida real a las 11 de la mañana. Empezaba el espectáculo.

Durante los primeros kms Jon fue la rueda a seguir, 4 ó 5 km fueron los que puede mantener la rueda. Uno que se cruza, otro que va más lento y otro que va más rápido me hace perderla. La estrategia que iba a seguir era fácil ir a mi ritmo y regular para guardar fuerza para cuando llegase lo realmente duro, los últimos 20-25 kms.

Iban pasando los kms y me estaba encontrando bien hasta que llega el km 40 en Alcalá del Valle. Allí me encontré con mi mujer. Me dio tres o cuatro dosis de doping, llámese besos y después de tomarme un gel que me dieron los señores legionarios continuo el camino. Aparece una pared de cemento. No tiene más de 400 metros pero son matadores. Voy subiéndolo hasta que el que va delante de mi se cae y con su rueda trasera golpea la delantera mia. La consecuencia fue un golpe seco en el codo. El resto de la cuesta lo tuve que subir pateando. Como siempre, todo lo que sube, baja. Al iniciar la bajada un gilipollas intenta pasar por donde es imposible. Me enganchó por el manguito y al suelo. Esta vez la caída si me hizo daño. No nos podíamos levantar. El brazo seguía enganchado, las calas también. La gente que intentaba desengancharnos no sabían como hacerlo. Era como un ejercicio de dificultad. Este hecho me marcó para el resto de la carrera.


Continué la marcha, pero esta vez las sensaciones ya no eran las mismas. En un momento me encuentro con una cola. Cerca de media hora parados sin saber por que. Cuando llego y veo el motivo del parón me quedo flipando. Era un charco, vale grande pero solo un charco. Ya había tenido un par de incidentes pero aún me quedaban más desagradables sorpresas.


Sobre el km 75 al final de una bajada un charco cruza todo el camino. En entran dudas por donde acometerlo. Si la derecha o la izquierda, o mejor por el centro. Cojo la derecha tirando para el centro. Otra ostia. La rueda se me quedo clavada en el fango y salí por arriba. Me rebosé en barro y otra vez me hice daño. Ya por la mañana había tenido el pálpito de que algo me iba a pasar durante la carrera, pero no tantas veces. Me levanto y continuo con la marcha. El ritmo que llevaba hasta la primera me hacía prever un tiempo de 7 horas y media contando con la dureza de los últimos kms.


Miro el cuenta y voy por el km 80. Me dolía todo, el barro se estaba secando y me tirada la piel y me entraron unas ganas de llorar incontenibles. Desde el 81 al 83 me acompañó un llanto que aún no sé el motivo. Quizás la impotencia por tantos contratiempos. Moralmente me estaba hundiendo. Y llega el km 92 me pongo de pie en la bici para afrontar una subida y se me rompe la cadena. Pedaleo en el aire y caigo por delante de la bici con tan mala suerte que me golpeo con el manillar en el estómago. Me quedo tendido el suelo sin poder respirar y un dolor que me llegaba hasta la uña de los pies. Me siento en el suelo recuperándome de la caída. Era lo que me faltaba. Dos compañeros me ayudan a levantarme y por mi mente pasa abandonar miro la bici y la veo tirada en el suelo, como yo lo estuve hace dos segundos. No me podía agachar para reparar la cadena pero la cojo y empiezo a andar. Por mi santos cojones que terminábamos la carrera. Faltaban 8 kms y estaba dispuesto a hacerlos andando. Con todo el cuerpo dolorido empiezo a andar. Al llegar al último avituallamiento un compañero se ofrece a reparar la cadena. Yo casi no me podía doblar. Vuelvo a montar y ya solo me queda la Cuesta del Cachondeo. Es el último sufrimiento. Entro en Ronda y veo la gente que aplaude y las lágrimas vuelven a aparecer. Llego a la Alameda, donde está la meta. Allí me espera mi mujer antes de pasar por el control de tiempo. Me desvío para recoger mi premio, sus besos y la abrazo.




No me importa el tiempo que he hecho, calculo que 9 horas, solo pienso en que el año que viene volveré y será mi revancha pero ahora lo que más necesito es una ducha y que me curen las heridas.



Además del ladrillo que dan a los que finalizan la prueba, me he traído dos cardenales en la tripa, tres en la pierna, y solo uno pero muy grande que me coge todo el antebrazo y raspones varios.


He sufrido, ha sido una prueba muy dura quizás la que más de todas la ediciones. Muy bien organizada sin nada que criticar y me quedo con ganas de volver otro año más.