Llego a Madrid el viernes con el maletón de la bici y mi niña me recoge, desde luego tiene el cielo ganado conmigo. El sábado salimos sobre la 9:30 de la mañana y llegamos temprano a San Agustín para recoger el dorsal y montar la tienda. Tenía reservado un espacio para una carpa pero cargar con la bici y la carpa desde Sevilla hubiera sido un locura o misión imposible. Tenemos preparado el tinglado y los trámites burocráticos ya solo queda vestirme de romano. Me coloco en la salida 15 minutos antes. Me coloco al lado de una chica y leo en su casco Noe. Anda coño si es la del blog, la de La Cabra siempre tira al monte. Nos saludamos. Es un encanto de persona y mejor ciclista. Se da la salida y a la primera pedalada encuentro la bici rara. No sabía que era pero la notaba muy sensible de dirección. Iba inseguro y además me costaba avanzar. Se me enciende la bombilla y hay que estar gili.... no he apretado bien la dirección. Y para colmo voy pinchado. Buena forma de empezar. Termina la primera vuelta y allí está mi entrenadora personal. Fue a la tienda para traerme la llave, mientras yo cambiaba la rueda.
Empiezo la segunda vuelta. Bueno esto parece otra cosa. Ahora si es mi bici, antes parecía que me la hubieran prestado. Antes de llegar a las escaleras, donde estaba el banco de arena por lo que parecía un cauce de un río seco, se me va la bici de la rueda delantera y me pego la hostia. No me hice ningún daño y me levanté lo más rápido posible para no entorpecer a los que vinieran detrás. Me vuelto a montar y la cadena se rompe. Hay una foto donde se me ve con la cadena en la mano. No sé cuando se rompio. Si antes de la caída, durante o después pero me tuve que hacer el resto del camino a patas. Le había dejado las herramientas a mi querida entrenadora. Esto marco el resto de la carrera. Ya me lo tomé con calma. Llegó a meta y mientras me la reparan decidimos irnos a almorzar al bar.
Dos horas duro el almuerzo. Eran las cuatro de la tarde y solo había dado dos vueltas. Recogí la bici para dar la que sería la tercera. Iba con calma y precaución. No tenía prisa. Hoy mientras escribo esto me he dado cuenta de que no he hecho dos vueltas seguida. Hacía una vuelta llenaba el bidón, comía algo y hablaba con cualquiera, me volvía a montar en la bici y dar otra vuelta. Así me salían vueltas de 46 minutos. Tampoco es que estuviera mucho tiempo parado, entre 5 y 10 minutos. Al finalizar la 4ª vuelta le sugiero a mi entrenadora que deberíamos ir al super a comprar algo de fruta. Aparco la bici y para el super.
Doy otra vuelta y ya llevo 5. Eran las 9 de la noche y había que poner las luces, buen momento para cenar. Cuando nos damos cuenta son cerca de las 11:30 y a mi me entra un sueño que no puedo. Me pregunta si voy a coger la bici y digo que voy a dormir. Le doy la mayor alegría. No le hacia mucha gracia que saliera de noche aunque por falta de luces no iba a ser.
Termino el sábado con 5 vueltas en 5:20. No es nada. Pongo el despertador a las 4 de la mañana, pero me arrepiento y lo cambio a las 6. Y aún tenía dudas. Me costo trabajo coger el sueño y es que era la primera vez que dormía en una tienda de camping. Sonó el despertador y lo apagué para seguir durmiendo pero una vocecilla me decía: Tío has venido a correr no a dormir.
Me levanté sin hacer mucho ruido y me empecé a vestir otra vez de romano. La bici la había dejado en la zona de relevos y cuando llegue tenía dos dedos de polvo. Sobre la 6:30 empecé a rodar al principio tenía un poco de frío. Pensé que en la primera subida ya entraría en calor y la verdad es que empecé a encontrarme bien. Mejor que el sábado, al menos con más ganas. Eso si no daba dos vueltas seguida, era superior a mis fuerzas. Me paraba llenaba el bidón, comía y hablaba. Esa no es una mala táctica. Fueron 4 horas de pedaleo y al final el total de vueltas fueron 13.
Cuando salí de Madrid pensé en no volver a hacer esta carrera, me aburre mucho correr siempre por el mismo sitio, vuelta tras vuelta, pero hoy, ahora mientras escribo esto, me doy cuenta de que no me he esforzado y que podía haber hecho mucho más de lo que hice. Me encontraba bien y de no ser por el percance de la cadena tal vez hubieran sido más vueltas. Tambien tengo claro que la infraestructura que llevaba era mínima y para el año que viene nos lo tenemos que plantear de forma diferente. Una autocaravana sería genial.
Ahora estoy arrepentido de no haberme esforzado más y para quitarme la espinita tendré que volver el año que viene. Allí nos veremos.
Oyeee, encantada de haberte conocido!! De verdad no sabes que ilusion me hace conocer la gente que leo por los blogs y foros.
ResponderEliminarUna pena que no hayamos podido charlar mas tiempo.
No te preocupes por la carrera, lo importante es vivir la experiencia.
Mucho exito en la Salzka.
Un abrazo