Pues eso, después del palizón de ayer hoy tocaba probrar las ruedas nuevas. Las pusimos, bueno las puso Jon el viernes, y hoy había tocaba probarlas. No tenía pensado ir muy lejos. Al principio me notaba las piernas cansadas y cuando miro el velocímetro, para saber si eran ciertas mis sensaciones, no funciona. Se nos había olvidado poner el imán en la ruedas. Marcaba todo menos la velocidad.
A medida que avanza las piernas iban cogiendo tono. Me encontré bien pero la prueba de fuego y donde vería la diferencia sería en la cuesta. En el camino me encuentro con otro cuatro ciclistas. Ocupaban todo el camino. Iban un poco más lento que yo, no mucho, pero no me apetecía ir tras ellos. No me gusta ir detrás de alquien sin ver el camino que tengo por delante. Pido paso y debieron de entender otra cosa como preparados, listo, ya. Por que se desató una carrera sin sentido en la que yo también participé. Así somos los ciclistas, no nos gusta que nos adelante nadie.
Llegué a la cuesta. Tiene algo más de un kilómetro, pero en continuo ascenso y sin descanso. Con las otras ruedas tenía que meter todo el desarrollo, hoy me han sobrado dos coronas. He subido como nunca y eso que acumulaba el cansansio de ayer. ¿O no son las ruedas?
Y para el día 21 la primera. Aznalcollar.
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